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LA VIDA ES ASÍ

Soy consciente de mi pasión por el ser humano desde que descubrí aquellos fascinantes dibujitos: “Érase una vez la vida”. No sé si se llamaban o era yo como todavía hoy los llamo, “LA VIDA ES ASÍ”.


Aprendí de ellos a ver la vida como una verdadera obra de arte: el cuerpo y cuanto acontecía. Descubrí todo un universo, un sistema perfecto que funciona interconectado, donde cada elemento que lo compone tiene una función muy concreta y donde todos hacen lo que les corresponden.





¿Os imagináis a las neuronas esas azules no asumiendo lo que les corresponde y queriendo llevar los globitos de oxígeno, exigiendo además al señorito de las barbas blancas que manejaba las pantallas del cerebro que tomara decisiones que hicieran que ese cuerpo funcionara de manera óptima? (Además, sin ellas llevar la información, porque están encaprichadas en llevar esas bolitas…) ¿qué le pasaría a ese cuerpo, a ese sistema, a ese universo?


Cuando los elementos que componen el sistema, que están todos interconectados, no cumplen con la función para la que están diseñados se produce una “disfunción”. Es un desequilibrio de una parte que afecta al todo. Es entonces cuando el cuerpo muestra enfermedad. Así como también un grupo o un equipo tocando suena mal. A veces muy mal.


El equilibrio no se va a dar diciendo a las neuronas lo que tiene que hacer porque sí, pues eso solo les conducirá a que si logran hacerlo estén desmotivadas y vayan más lentas o incluso despistadas, si es que van, incapacitando el potencial global del sistema.



"Todo sistema tiende al equilibrio.

Se llama homeostasis y no es solo una ley biológica,

sino una Ley Universal".



El equilibrio se va a dar cuando todas las partes del sistema seamos conscientes de que formamos parte de un todo que va más allá de cada uno de nosotros y cuando seamos conscientes de la importancia vital que tiene cada función dentro de ese todo, aunque como individuos no lleguemos a comprender o conocer todo cuanto acontece en el sistema.


Ninguna función es mejor o peor, todas son esenciales e importantes para el funcionamiento del todo y su expansión. No se trata de igualdad, es decir, de igualar las funciones. Se trata de que cada uno cumplamos con lo que nos compete asumiendo nuestra función con responsabilidad. Se trata de que permitamos y respetemos el cumplimiento de las funciones de los otros. Se trata de ser conscientes en cumplir cada uno con nuestra parte pero siempre entendiéndonos parte de un todo mucho más grande que nuestro limitado entendimiento y  manteniendo la homeostasis general del sistema manteniendo cada uno la nuestra propia. Porque si no lo hacemos nosotros, la vida ya se encarga de hacerlo por nosotros interviniendo con un tratamiento en intensidad directamente proporcional a nuestro grado de disfunción o enfermedad.


Todo en pro de la vida, de la expansión, de una melodía universal equilibrada, armónica. Y es que "LA VIDA ES ASÍ".





 


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